La gran
diferencia entre simple construcción y arquitectura
La gran diferencia entre simple construcción y
arquitectura
Examinando las preferencias de los usuarios del Facebook
se encuentra que no se tiene claro cuál es la diferencia entre lo que es simple
construcción y lo que es arquitectura.
Es evidente que se confunde lo que es una carencia
frente a lo que es una satisfacción espiritual y empática que es lo
diametralmente opuesto.
Se confunde lo que es artificio tecnológico con
creatividad arquitectónica.
Se confunde lo que es diseño de un objeto puramente
utilitario con lo que es la creación arquitectónica.
Es evidente que con la proliferación de seudo
escuelas de arquitectura pululan escritos y publicaciones efectistas sobre
arquitectura sin ninguna validez ni moral para con ella.
Es un excelente medio para conocer de cerca la
enajenación que domina el contexto social de la arquitectura.
Existe otro aspecto todavía más interesante: Hay
sujetos que afirman que la arquitectura es como un bien de uso. Cambia con la época.
Con sujetos como este podríamos vender o alquilar macchupicchu
a una empresa comercial, Le daría más dinero al estado, a la Región, o a la
municipalidad.
Estos sujetos relativizan de este modo la
arquitectura que justifican sin sonrojarse, que un cine se convierta en un
templo. Lo vemos en Lima como lugar común, lo que se está imponiendo es la
modita de que cualquier cosa sea cualquier cosa.
Y esto no ocurre por casualidad, es la razón del
poder de la empresa. La empresa hoy dicta como debe ser la arquitectura. Define
y precisa su estrategia empresarial y en ella está el cómo debe ser la
arquitectura.
Por eso el local del Banco Continental que quedaba
en el centro de Lima, fue comprado por una empresa dedicada al comercio y empezó
a vender papel higiénico detrás de los ventanales del mejor diseño arquitectónico
de la época, o el cine Roma, el mejor diseño de un cine en Lima se convirtió en un zas, en un templo..
Con este pragmatismo todos los edificios de mejor
trayectoria arquitectónica en Lima están siendo vandalizados por el poder del
negocio que no reconoce otro valor que el del lucro.
Así podemos observar que por ejemplo, con relación a los
bienes patrimoniales, supongo que lo que más apreciarían los compradores
alemanes es el Partenón. Pero no sería de desear que pagaran justos por
pecadores y la sociedad griega, la primera en sufrir la rapacidad de sus
especuladores, no debería ser privada, también, de sus tesoros artísticos.
¿Venderíamos
la Sagrada Familia, la Alhambra, el Louvre, para hacer que caigan en mano de los
negociantes de turno frente al esfuerzo de tanta gente que con tanto ahínco ha
trabajado para preservar estos valores? Sería un escándalo.
Pero la prensa alemana y británica no considera
escandaloso que Grecia se desprenda de sus bienes patrimoniales para pagar su
deuda. Se me ocurre una idea: Gran Bretaña y Alemania podrían enjuagar esa
deuda pagando el "alquiler" de los tesoros griegos depositados desde
hace siglos en el British Museum o en el Pergamon.
Tener los frisos del Partenón en casa es un lujo al
alcance de pocos y los lujos, hoy, deben pagarse.
El imperio de los negocios es lo que determina el
poder real. Este poder real es lo que determina la arquitectura. Esta está al
servicio del poder y a ella sirve. El poder determina la imagen final. Veamos nomás como se ha vandalizado el centro cívico de Lima y finalmente la misma FAUA, patrimonio de la arquitectura, se ha convertido en una chigana de barrio maloliente y contaminada
Percy Cayetano Acuña Vigil
//PCAV. 07.04.17
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