Entornos vitales
La Problemática del Espacio Publico
Cuando nos referimos a los espacios públicos,
hablamos de aquellos lugares abiertos y vacíos dentro de una ciudad, definidos
por los llenos de las edificaciones, donde en principio, la gente puede caminar
y pasear de manera libre y sin restricciones, con un uso intensivo del mismo
para diferentes actividades como la recreación publica, actividades culturales
como conciertos y exposiciones de arte, y también manifestaciones políticas.
"Cuando los ambientes urbanos son de poca calidad, sólo se llevan a
cabo actividades estrictamente necesarias; cuando son de buena calidad, las
actividades necesarias tienen lugar más o menos con la misma frecuencia; pero
tienden a durar más, pues las condiciones físicas son mejores. Sin embargo,
también habrá una amplia gama de actividades opcionales, pues ahora el lugar y
la situación invitan a la gente a detenerse, sentarse, comer, jugar, etc.
….podría decirse que una actividad social se
produce cada vez que dos personas están juntas en el mismo espacio; encontrarse
en el espacio es en sí una forma de actividad social” (1).
De esta forma, los espacios públicos son
elementos vitales, verdaderos pulmones y lugares de desahogo de las metrópolis;
donde el ser ciudadano es un derecho y donde el anonimato, es la base de
cualquier forma de integración social e idiosincrasia, y nos establece como
iguales el uno con el otro (2).
El espacio público, engloba
una serie de tipologías, que van desde la calle misma como lugar de paso y
acceso a la vivienda, en donde se da también la vida de barrio, con las vecinas
que salen por las tardes a conversar en la puerta de su casa y los niños que
juegan y se divierten; los boulevares, alamedas, ramblas y malecones - también
podríamos mencionar las playas urbanas en ciudades marítimas -, como espacios
longitudinales de conexión que sirven también para el paseo y la recreación de
los ciudadanos; y finalmente, las plazas y parques, espacios contenidos y
focalizados como puntos de encuentro.
Por otro lado, los espacios públicos
tienen una serie de problemáticas que afectan a la ciudad en diferentes
escalas; para visualizar los conflictos y el mal uso que se da en los mismos,
existen una serie de criterios a tomar en cuenta; Ian Bentley, en su libro
“Entornos Vitales” habla de siete variables para medir su calidad:
1. La Permeabilidad.- Cuando
el espacio es accesible tanto física como visualmente y se integra a la ciudad.
2. La Variedad.- Los espacios
públicos tienen entornos urbanos vivos, con mesclas de usos, arquitecturas y
significados variados.
3. Legibilidad.- cuando en el
contexto urbano existen elementos arquitectónicos fácilmente identificables que
determinan la imagen y la identidad del lugar.
4. Versatilidad.- Los
espacios pueden tener diferentes opciones de actividades y usos en los mismos
lugares, lo que los hace más atractivos para las personas.
5. Imagen Apropiada.- los entornos
urbanos tienen que tener una imagen que busque el equilibrio entre el contexto
e identidad urbana con la imagen arquitectónica que trasmite cada edificio.
6. Riqueza Perceptiva.- En los
espacios públicos, no solamente se percibe la espacialidad y la arquitectura,
hay otros elementos que intervienen en el mismo (colores, texturas, olores y
sabores) y que forman parte de la imagen urbana.
7. Escalas.- Esta asociado al
buen funcionamiento de los espacios públicos en relación a los roles y escalas urbanas
(Metropolitana, distrital, barrial) que tienen cada uno de estos.
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Feria en la Plaza del Mercado. Delft. Holanda.
Foto Enrique Cortes
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Peatonalización del la calle Huertas. Madrid. Goyo Diez
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Por otro lado, Proyect for
Public Space (3), plantea cuatro variables para medir la calidad de estos
lugares, relacionándose con lo explicado anteriormente:
1. Accesos y Vinculaciones.-
Fácil acceso a los espacio públicos e integración con la ciudad. Permeabilidad
espacial y visual.
2. Usos y Actividades.-
variedad de actividades y usos tanto dentro como en los entornos de los
espacios públicos, de tal forma que se generen lugares vivos y dinámicos.
3. Confort e Imagen.- los
espacios tienen que tener un buen confort climático, ser lugares seguros y
limpios; además, deben tener una imagen urbana y paisajista adecuada a la vista
del usuario.
4. Sociabilidad.- Los espacios
tienen que ser amigables e interactivos, que generen la integración y la
sociabilidad de las personas.
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Diagrama para medir la calidad del espacio
publico
según Proyect for Public Spaces. PPS
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A partir de estos criterios,
he identificado una serie de deficiencias en el uso y manejo de los espacios
públicos a nivel general en Lima Metropolitana, estos serian:
1. El déficit de m2 por
habitantes de espacios públicos, que llega al 1,98 m2 (4), muy por debajo de los
8 m2 que indica la OMS; este déficit está asociado a la carencia de grandes
parques metropolitanos de gran escala, si comparamos con otras ciudades
europeas y latinoamericanas, estos lugares tienen una extensión entre los 100 y
600 has, (como el Central Park de Nueva York o el Casa de Campo madrileño o el
bosque de Boloña en Paris) mientras que nuestros parques no superan los 13 has,
(el golf de San Isidro cuenta con 43 has, pero no es considerado como espacio
público) (5), Esto se debe por un lado a las condiciones geográficas que tiene
Lima, ubicada en un desierto - somos la segunda ciudad del mundo después
del Cairo –, donde las precipitaciones no llegan a los 9 mm anual y en la cual,
el agua es escasa y cara, por lo que es casi imposible sostener grandes parques
de esa envergadura. Por otro lado, el crecimiento expansivo de la ciudad desde
los años 20 y el boom inmobiliario de los últimos 10 años, han terminado
ahogando a la Lima en un mar de edificios de vivienda de alta densidad que no
han generado aportes para espacios públicos, produciéndose un estrés urbano en
los ciudadanos, empobreciendo su calidad de vida. Paralelamente, se da una
atomización excesiva de micro parques urbanos con un excesivo uso del grass con
fines meramente paisajísticos y en donde se consume mucha agua para su
mantenimiento - en distritos como Santiago de Surco, el 40 % del agua potable
se usa para regar los parques -.
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El Retiro de Madrid. Droblo.es
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2. La privatización y
obstaculización de los espacios públicos, producto en muchos casos de la
inseguridad ciudadana, problemática que se da por el enrejado de muchas calles
en barrios de clase media y media alta; además, los nuevos programas de
vivienda, tanto las realizadas por promotores privados como de los programas
“Mi vivienda” y “Techo Propio”, se desarrolla bajo el concepto del condominio
privado con el fin de brindar “seguridad y status” a los pobladores, con
portadas y cámaras de seguridad, guettos que aíslan aún más la ciudad,
cuarteles inmobiliarios que destruyen la continuidad urbana y fragmentan más el
territorio, una solución facilista y poco practica al problema de la
inseguridad (6).
En otros casos, por un fin
lucrativo, muchos espacios recreativos son ocupados por equipamientos
comerciales, como el caso de los restaurantes y pubs construidos sobre las
playas de la Costa Verde en el distrito de Barranco, que rompieron la
permeabilidad y la continuidad de la línea de playa, o la construcción de
grandes multifamiliares en el borde del acantilado en el mismo distrito,
considerados estos como aéreas publicas de protección paisajística. También
podemos mencionar la sub utilización de ciertos espacios que no son
aprovechados con un fin público como los frentes de los grandes malls
comerciales destinados a extensas playas de estacionamiento, donde el peatón es
la principal víctima de esta tragicomedia urbana – el caso del Jockey Plaza y
su relación con la Avenida Javier Prado es lamentable - .
Dentro de este punto, también
podremos mencionar los casos de los parques zonales o el Parque de las Aguas,
en donde la población tiene que pagar una cantidad de dinero para acceder a las
mismas, recursos que son usados para su mantenimiento; en estos casos, el
municipio debería de tener suficientes fondos para subsidiar estos recintos y
tener una mejor gestión de los mismos, de tal forma que el acceso a ciertos
servicios (como las piscinas) se pueda pagar y en el resto del parque, la gente
entre libremente. (7).
3. Otro punto importante es la excesiva
tugurización de algunos espacios públicos, sobre todo de muchas plazas y
parques de nuestras ciudades, en donde se da un diseño espacial muy recargado
de fuentes, estatuas, monumentos y grandes aéreas verdes con el clásico
cartelito “no pisar el grass”, que generan una hibrides tipológica entre parque
- plaza, impidiendo el uso de la misma en su totalidad para la función de
plaza quitándole permeabilidad, legibilidad e identidad a estos lugares.
La visión paisajística y
figurativa de estos jardines sin ser usados por la gente de manera intensiva,
hace que tampoco se llegue a cumplir el rol de parque, lo que finalmente
convierte a estos en espacios castrantes y poco accesibles, un ejemplo es
nuestra plaza de armas capitalina, donde los jardines cumplen una mera función
decorativa y son barreras que hacen que las personas no puedan usar el espacio
en su totalidad cuando hay un evento masivo importante. Muy distinto fue el uso
de la plaza mayor en la época colonial, en donde se podía dar múltiples
actividades como la corrida de toros, autos de fe, procesiones, fiestas,
mercado, y claro no existían jardines ni flores bonitas; un uso muy democrático
en una sociedad que irónicamente no tenía nada de democrática. (8)
En relación a esta
última problemática, el fenómeno tipológico de plaza - parque se produce
debido a una serie de factores históricos. Como sabemos, la plaza desde la
época de la Grecia Antigua era un espacio abierto y vacio destinado a distintos
usos, especialmente de índole politico, en donde las arquitecturas y los
edificios del entorno definían la identidad y la imagen urbana de la misma. En
el caso del Perú, desde el periodo prehispánico, se da el surgimiento de plazas
o grande espacios vacios dentro de los núcleos urbanos y centros ceremoniales
asociado a un fin religioso y comercial – a diferencia de la Kancha inca que
era un espacio privado ligado a vivienda -.
La aparición de la plaza
occidental en nuestro territorio se da con la fundación de las primeras
ciudades hispanas durante el siglo XVI, siguiendo casi los mismos patrones de
uso y funcionamiento que sus antecesoras europeas. Sin embargo, en el siglo
XIX, la fisonomía de muchas plazas tanto en el Perú como en el resto de
Latinoamérica empezó a cambiar, esto debido probablemente al surgimiento e
influencia del parque en Europa como nuevo espacio de recreación publica.
Los parques europeos, surgen a
raíz de las tugurizarción y hacinamiento de las ciudades producto del aumento
de la población urbana durante la revolución industrial; de esta forma y como
parte de las políticas higienistas, se crean estos nuevos espacios como lugares
de desahogo para las personas. Muchos parques se originan por la conversión de
grandes bosques y prados que eran propiedad real – como el bosque de Boulogne
en Paris - o de jardines pertenecientes a antiguos palacios reales – como el
Retiro de Madrid -, algunos de estos sitios se diseñaron en base al concepto
del jardín francés, que se caracterizaba por su forma regular y axial, teniendo
como unidad modular el “Parterre” que consistía en un jardín rectangular en cuyo
interior existían senderos que se entrecruzaban con espacios para grass, flores
y arboles.
Cuando la idea de parque y su
influencia francesa llega al Perú a mediados del siglo XIX, no existían los
grandes bosques ni prados europeos, ni tampoco los jardines palaciegos como los
de Versalles; es así, que dentro del primer plan regulador de Lima realizado
por Luis Sada y Enrique Meggis en 1872, en el marco de la exposición universal
a realizarse ese mismo año, se dispuso la expropiación de 56,830.43 m2 (9)
correspondientes a terrenos agrícolas al sur de la ciudad para la construcción
del primer parque urbano que existió en el país, conocido como los Jardines de
la Exposición, con un palacio destinado a mostrar las riquezas y recursos de
nuestro país al mundo (actual Museo de Arte de Lima). Por otro lado, para
aumentar la oferta de grandes espacios verdes en la ciudad, teniendo un déficit
de lugares para su diseño, se aprovecharon las plazas, que se transformaron en
pequeños parques introduciendo la idea del parterre en los mismos,
convirtiéndose estas finalmente en una especie de plaza – parterre – parque,
con una deformación tipológica que fue imitada en muchos lugares del país como
símbolo de belleza estética siguiendo la moda francesa de la época
trasladándose también a otros espacios públicos como alamedas y avenidas. El
objetivo meramente paisajista del parterre terminó por anular el uso de estos
espacios, haciendo que las plazas no fueran utilizadas en su totalidad como
lugares de encuentro. A esto hay que agregar la pobre y precaria imagen urbana
de los entornos arquitectónicos de los mismos, lo que obliga a muchos alcaldes
a llenarlos con elementos decorativos y monumentos excesivamente barrocos,
cuando debería más bien desarrollarse regeneraciones urbanas de los entornos a
fin de darle mas realce a la plaza sin llegar a alterar la identidad del lugar.
A pesar de todo, muchas de estas plazas – parque son aceptadas tal como son por
muchos lugareños en muchas ciudades del Perú y Latinoamérica, a tal punto que
su diseño forma parte de la construcción de una nueva identidad urbana.
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Plaza de armas del Cusco con el modelo Parterre. Trotamundos
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El parterre francés en un parque de Manchay.
Lima.
Foto Enrique Cortes
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En cuanto al diseño y
definición de los espacios públicos, estos deben tener ciertos criterios
básicos como:
1. la permeabilidad, la
accesibilidad y la integración con el resto de la ciudad.
2. Diseñar los espacios según
su función tipológica (Plaza, parque, malecón, etc..)
3. Fortalecimiento de los
entornos arquitectónicos y urbanos con el fomento de usos mixtos que generen
actividades urbanas y espacios vivos.
4. Evitar la tugurizarían
interna de estos lugares con elementos y actividades innecesarias y ajenas a los
mismos, limitando el uso excesivo de mobiliario urbano y arborización que no
convine con la imagen del lugar.
5. fomento de actividades
recreativas, culturales y comerciales temporales que le den vida al espacio
público sin alterarlo.
6. Buena gestión tanto del los
gobiernos locales y de la participación vecinal por el mantenimiento y
preservación de estos sitios.
Es así, que el espacio
público, componente básico del la vida ciudadana, debe ser revalorado y
rescatado, no solamente como parte de la identidad de una ciudad o de un
pueblo, sino también como lugares vivos y pulmones urbanos que mejoren tanto la
calidad de vida de los pobladores como las condiciones medioambientales de
nuestras urbes en medio de una coyuntura mundial relacionada al cambio climático.
Para finalizar. Culminando
esta larga temporada de dos años, quiero agradecer a todos los amigos que han
seguido los artículos que he estado publicando en el blog, voy a darme un año
sabático dedicándome a otros temas académicos y profesionales, solamente
publicare los trabajos e investigaciones de los alumnos a finales de cada
semestre. Nos vemos en el 2015 con nuevas publicaciones y novedades sobre el
urbanismo y la ciudad. Hasta entonces.
Fuentes:
(1) Gehl, Jan. “La
Humanización de los Espacios Públicos”. Editorial Reverte
(2) Tokechi, Juan. Takano,
Guillermo. “Espacio Público en la Ciudad Popular, del Vacío Arenal a la
Construcción Ciudadana”. Construyendo Nuestra Interculturalidad, Año 5, N° 5,
Noviembre del 2009. Pag. 3.
(3) Organización de
Estados Unidos dedicada a la planificación y diseño de espacios públicos en
colaboración con comunidades de vecinos y gobiernos locales.
(4) Municipalidad de Lima.
“Plan Regional de Desarrollo Concertado de Lima” (2012 – 2025). Mesa temática
espacios públicos, aéreas verdes y recreación. 2012
(5) Leguía Mariana. “Lima,
hacia una Ciudad más Democrática”. AUT, Revista de Arquitectura, Urbanismo y
Territorio del CAP Regional Lima. N°5. Diciembre 2010, citado por Enrique
Cortes en “El Complejo Problema del Urbanismo Limeño”, Composición Urbana,
Junio del 2012.
(6) Cortes, Enrique, “El
Complejo Problema del Urbanismo Limeño”, Composición Urbana, Junio del 2012.
(7) Ibid.
(8) Ibid.
(9) Bromley, Juan y
Barbagelata, Jose, “Evolución Urbana de la Ciudad de Lima”, Municipalidad de
Lima Metropolitana, 1945. Pag. 88