jueves, 28 de agosto de 2014

Los cursos preparatorios de Josef Albers y László Moholy-Nagy en la Bauhaus


Los cursos preparatorios de Josef Albers y László Moholy-Nagy
 
Los cursos preparatorios de Klee y Kandinsky continuaron siendo en Dessau parte fundamental del programa educativo, e incluso se cursaban, en parte, en los últimos semestres.

Los cursos no dejaron de evolucionar durante los años de Dessau y sufrieron,  parcialmente, cambios esenciales. El estudio requería más tiempo y dedicación por parte de los alumnos. Como contrapunto a la presentación de la primera parte del libro, expondremos aquí una vez más las clases de Klee, Kandinsky, Albers y Moholy.

De decisiva importancia para la educación integral de los alumnos fue el curso preparatorio de Josef Albers (lám. pág. 65) Curso preparatorio; horario para el semestre del verano de 1924 (ficha 455). El Consejo de Maestros había decidido ya en Weimar, tras la marcha de Johannes Itten, ampliar el curso preparatorio a un año. Una especie de «formación artesana» de promocionar la preparación técnico-artesana con vistas a un mejor rendimiento en el taller.

Albers, que había sido maestro de escuela primaria, había venido a la Bauhaus para ser pintor (lám. pág. 141)  Bauhaus Dessau; taller de Josef Albers (ficha 555). Tras terminar el curso preparatorio de Itten trabajó el taller de pintura en vidrio, que, debido a la escasez de materiales, no pudo funcionar independientemente por mucho tiempo. Albers dio un curso de 18 horas semanales en el primer semestre a partir del otoño de 1923, mientras Moholy se encargaba del segundo semestre del curso preparatorio, de 8 horas.

 En el programa del curso de Albers se incluían visitas a artesanos y fábricas. Sin máquinas, y sólo con los utensilios mas corrientes, los alumnos diseñaban recipientes, juguetes, pequeños utensilios, primero con un único material, más tarde combinándolos. De este modo debían transmitirse las características esenciales de los materiales y los rudimentos de la construcción.

 El reparto del curso preparatorio entre Albers y Moholy  y su duración de un año se conservaron también en Dessau. Los alumnos podían ingresar en los talleres, a modo de prueba, ya en el segundo semestre. Albers enseñaba en Dessau por las mañanas, doce horas semanales repartidas en cuatro días. Este curso era obligatorio para todos los alumnos del primer semestre. Moholy-Nagy daba clase a los alumnos del segundo semestre, pero sólo cuatro horas semanales. Cuando éste abandonó la Bauhaus en 1928, se ocupó Albers de todo el curso preparatorio, que estuvo a su cargo hasta el cierre de la Escuela en 1933.

Albers retomó, como es de suponer, elementos del curso de Itten -los estudios de materiales, por ejemplo-, pero bajo una nueva sistematización, como ejemplifican los estudios de materia. A partir de 1927 los alumnos no podían trabajar con cualquier material, sino en secuencia fija, primero con cristal, luego con papel (lám. pág. 142) Curso preparatorio de Albers; estudio (ficha 556) y, por último, con metal (lám. pág. 140) Curso preparatorio de Moholy-Nagy; escultura colgante (ficha 554): el primer mes sólo con cristal, el segundo sólo con papel, y el tercero con materiales que, según las investigaciones de los propios alumnos, estuvieran emparentados. En el cuarto mes se permitía a los estudiantes elegir libremente los materiales.

Albers aconsejaba: «EI material ha de ser trabajado de tal modo, que no se desperdicie nada: la economía es el más elevado principio. La forma definitiva surge de la tensión entre el material tallado y el material replegado.» Mientras el objetivo primordial de la clase de Albers era utilizar el material con creatividad y economía, las clases de ejercicios de Moholy-Nagy, que en 1924 aún se llamaban «estudios de forma», se concentraban en la forma en el espacio.

 También aquí, como con Itten y con Albers, se elaboraban tablas sensoriales para entrenar el sentido del tacto, pero la mayoría de las fotos de construcciones tridimensionales, escultóricas, hay que calificarlas como sencillos ejercicios espaciales. De cristal, plexiglás, madera, metal y alambre surgieron construcciones casi siempre asimétricas, equilibradas en sí mismas, «ejercicios de equilibrio», estudios sobre «esculturas flotantes» y «estudios de volumen y espacio».
140

En especial la clase de Albers ha influido “a posteriori” en muchos estudiantes y  determinado su forma de trabajar. El pintor Hannes Beckmann describía su primer día de clase: «Recuerdo aún el primer día de clase como si lo estuviera viviendo: Josef Albers entró en el aula con un atillo de periódicos bajo el brazo, que luego repartió entre los estudiantes. Después se dirigió a nosotros y dijo, más o menos: «Damas y caballeros: nosotros somos pobres y no. No podemos permitirnos perder material ni tiempo. Tenemos que hacer de lo peor, lo mejor. Cada obra de arte tiene un material de partida muy concreto, y, por eso, lo primero que tenemos que hacer es investigar cómo se ha Iogrado este material. 

A este objeto vamos a experimentar antes de nada, sin necesidad de que produzcamos algo. De momento anteponemos la destreza a la belleza. La prodigalidad de la forma depende del material con que trabajemos. Recuerden que a menudo se consigue más con el menor esfuerzo. Este estudio deberá motivar a pensar constructivamente. ¿Me han comprendido? Quiero que ahora tomen los periódicos que han recibido, y que hagan de ellos más de lo que por el momento son. También quiero que respeten el
141

material, que lo usen adecuadamente y sean conscientes de sus cualidades. Si pueden arreglárselas sin otros medios, cuchillos, tijeras o cola, tanto mejor. !Que se diviertan!. Pasadas unas horas regresó al aula y nos hizo extender los resultados de nuestros esfuerzos en el suelo. Había máscaras, barcas, castillos, aviones, animales y diversas figuritas ingeniosamente discurridas. El calificativo que nuestras creaciones merecieron fue «cosa de parvulitos». Albers opinaba que para esas composiciones había materiales mas adecuados. Luego señaló una composición extremadamente simple; un joven arquitecto húngaro la había realizado. No había hecho otra cosa que doblar el periódico a lo largo de tal modo, que se sostenía de pie como un ala (lám. pág. 143) Curso preparatorio de Albers; trabajo de papel (ficha 557).

Ahora nos explicaba Josef Albers qué bien había sido entendida la naturaleza del material y qué bien había sido utilizado y qué acorde era el proceso de doblar trabajando con papel, pues con este proceder se transformaba un material tan blando en rígido, tan rígido, que podía sostenerse sobre su parte más delgada - sobre el canto. Continuó explicándonos que un periódico sobre una mesa tiene solamente un lado activamente visual, el resto queda oculto. Si el periódico esta de pie, entonces es activamente visual por los dos lados. Con ello pierde el papel su aburrido aspecto exterior, su cansancio. El curso preparatorio era como una terapia de grupo.

A través de la comparación de todas las soluciones halladas por los demás  estudiantes, aprendíamos con rapidez a encontrar la solución más deseable de una tarea. Y aprendíamos a criticarnos a nosotros mismos; eso era más importante que criticar a los demás. Esta especie de «lavado de cerebro» por el que pasábamos en el curso preparatorio nos llevaba, sin lugar a duda, a pensar con claridad.» (93)
142

No hay comentarios:

Publicar un comentario