jueves, 28 de agosto de 2014

Los cursos preparatorios de Josef Albers y László Moholy-Nagy en la Bauhaus


Los cursos preparatorios de Josef Albers y László Moholy-Nagy
 
Los cursos preparatorios de Klee y Kandinsky continuaron siendo en Dessau parte fundamental del programa educativo, e incluso se cursaban, en parte, en los últimos semestres.

Los cursos no dejaron de evolucionar durante los años de Dessau y sufrieron,  parcialmente, cambios esenciales. El estudio requería más tiempo y dedicación por parte de los alumnos. Como contrapunto a la presentación de la primera parte del libro, expondremos aquí una vez más las clases de Klee, Kandinsky, Albers y Moholy.

De decisiva importancia para la educación integral de los alumnos fue el curso preparatorio de Josef Albers (lám. pág. 65) Curso preparatorio; horario para el semestre del verano de 1924 (ficha 455). El Consejo de Maestros había decidido ya en Weimar, tras la marcha de Johannes Itten, ampliar el curso preparatorio a un año. Una especie de «formación artesana» de promocionar la preparación técnico-artesana con vistas a un mejor rendimiento en el taller.

Albers, que había sido maestro de escuela primaria, había venido a la Bauhaus para ser pintor (lám. pág. 141)  Bauhaus Dessau; taller de Josef Albers (ficha 555). Tras terminar el curso preparatorio de Itten trabajó el taller de pintura en vidrio, que, debido a la escasez de materiales, no pudo funcionar independientemente por mucho tiempo. Albers dio un curso de 18 horas semanales en el primer semestre a partir del otoño de 1923, mientras Moholy se encargaba del segundo semestre del curso preparatorio, de 8 horas.

 En el programa del curso de Albers se incluían visitas a artesanos y fábricas. Sin máquinas, y sólo con los utensilios mas corrientes, los alumnos diseñaban recipientes, juguetes, pequeños utensilios, primero con un único material, más tarde combinándolos. De este modo debían transmitirse las características esenciales de los materiales y los rudimentos de la construcción.

 El reparto del curso preparatorio entre Albers y Moholy  y su duración de un año se conservaron también en Dessau. Los alumnos podían ingresar en los talleres, a modo de prueba, ya en el segundo semestre. Albers enseñaba en Dessau por las mañanas, doce horas semanales repartidas en cuatro días. Este curso era obligatorio para todos los alumnos del primer semestre. Moholy-Nagy daba clase a los alumnos del segundo semestre, pero sólo cuatro horas semanales. Cuando éste abandonó la Bauhaus en 1928, se ocupó Albers de todo el curso preparatorio, que estuvo a su cargo hasta el cierre de la Escuela en 1933.

Albers retomó, como es de suponer, elementos del curso de Itten -los estudios de materiales, por ejemplo-, pero bajo una nueva sistematización, como ejemplifican los estudios de materia. A partir de 1927 los alumnos no podían trabajar con cualquier material, sino en secuencia fija, primero con cristal, luego con papel (lám. pág. 142) Curso preparatorio de Albers; estudio (ficha 556) y, por último, con metal (lám. pág. 140) Curso preparatorio de Moholy-Nagy; escultura colgante (ficha 554): el primer mes sólo con cristal, el segundo sólo con papel, y el tercero con materiales que, según las investigaciones de los propios alumnos, estuvieran emparentados. En el cuarto mes se permitía a los estudiantes elegir libremente los materiales.

Albers aconsejaba: «EI material ha de ser trabajado de tal modo, que no se desperdicie nada: la economía es el más elevado principio. La forma definitiva surge de la tensión entre el material tallado y el material replegado.» Mientras el objetivo primordial de la clase de Albers era utilizar el material con creatividad y economía, las clases de ejercicios de Moholy-Nagy, que en 1924 aún se llamaban «estudios de forma», se concentraban en la forma en el espacio.

 También aquí, como con Itten y con Albers, se elaboraban tablas sensoriales para entrenar el sentido del tacto, pero la mayoría de las fotos de construcciones tridimensionales, escultóricas, hay que calificarlas como sencillos ejercicios espaciales. De cristal, plexiglás, madera, metal y alambre surgieron construcciones casi siempre asimétricas, equilibradas en sí mismas, «ejercicios de equilibrio», estudios sobre «esculturas flotantes» y «estudios de volumen y espacio».
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En especial la clase de Albers ha influido “a posteriori” en muchos estudiantes y  determinado su forma de trabajar. El pintor Hannes Beckmann describía su primer día de clase: «Recuerdo aún el primer día de clase como si lo estuviera viviendo: Josef Albers entró en el aula con un atillo de periódicos bajo el brazo, que luego repartió entre los estudiantes. Después se dirigió a nosotros y dijo, más o menos: «Damas y caballeros: nosotros somos pobres y no. No podemos permitirnos perder material ni tiempo. Tenemos que hacer de lo peor, lo mejor. Cada obra de arte tiene un material de partida muy concreto, y, por eso, lo primero que tenemos que hacer es investigar cómo se ha Iogrado este material. 

A este objeto vamos a experimentar antes de nada, sin necesidad de que produzcamos algo. De momento anteponemos la destreza a la belleza. La prodigalidad de la forma depende del material con que trabajemos. Recuerden que a menudo se consigue más con el menor esfuerzo. Este estudio deberá motivar a pensar constructivamente. ¿Me han comprendido? Quiero que ahora tomen los periódicos que han recibido, y que hagan de ellos más de lo que por el momento son. También quiero que respeten el
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material, que lo usen adecuadamente y sean conscientes de sus cualidades. Si pueden arreglárselas sin otros medios, cuchillos, tijeras o cola, tanto mejor. !Que se diviertan!. Pasadas unas horas regresó al aula y nos hizo extender los resultados de nuestros esfuerzos en el suelo. Había máscaras, barcas, castillos, aviones, animales y diversas figuritas ingeniosamente discurridas. El calificativo que nuestras creaciones merecieron fue «cosa de parvulitos». Albers opinaba que para esas composiciones había materiales mas adecuados. Luego señaló una composición extremadamente simple; un joven arquitecto húngaro la había realizado. No había hecho otra cosa que doblar el periódico a lo largo de tal modo, que se sostenía de pie como un ala (lám. pág. 143) Curso preparatorio de Albers; trabajo de papel (ficha 557).

Ahora nos explicaba Josef Albers qué bien había sido entendida la naturaleza del material y qué bien había sido utilizado y qué acorde era el proceso de doblar trabajando con papel, pues con este proceder se transformaba un material tan blando en rígido, tan rígido, que podía sostenerse sobre su parte más delgada - sobre el canto. Continuó explicándonos que un periódico sobre una mesa tiene solamente un lado activamente visual, el resto queda oculto. Si el periódico esta de pie, entonces es activamente visual por los dos lados. Con ello pierde el papel su aburrido aspecto exterior, su cansancio. El curso preparatorio era como una terapia de grupo.

A través de la comparación de todas las soluciones halladas por los demás  estudiantes, aprendíamos con rapidez a encontrar la solución más deseable de una tarea. Y aprendíamos a criticarnos a nosotros mismos; eso era más importante que criticar a los demás. Esta especie de «lavado de cerebro» por el que pasábamos en el curso preparatorio nos llevaba, sin lugar a duda, a pensar con claridad.» (93)
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lunes, 11 de agosto de 2014

Arquitectura religiosa alemana: Kloster Chorin

Kloster Chorin

Kloster Chorin
Kloster Chorin Gesamtansicht
Kloster Chorin Gesamtansicht

Lage Deutschland Deutschland
Brandenburg
Koordinaten: 52° 54′ N, 13° 53′ OKoordinaten: 52° 53′ 34″ N, 13° 53′ 1″ O | |
Ordnungsnummer
nach Janauschek
661
Gründungsjahr 1258 / 1266
Jahr der Auflösung/
Aufhebung
1542
Mutterkloster Kloster Lehnin
Primarabtei Kloster Morimond

Das Kloster Chorin, eine ehemalige Zisterzienserabtei, befindet sich in der Nähe des Ortes Chorin etwa sechs Kilometer nördlich von Eberswalde im Brandenburger Landkreis Barnim. Das Kloster wurde 1258 von askanischen Markgrafen gegründet und 1542 säkularisiert. Das Kloster hatte in der Zeit der Existenz der Abtei eine weitreichende Bedeutung am Rand des Einflussbereichs der Askanier im Norden zur Grenze der Slawen. Das Zisterzienserkloster Chorin gilt als typisches Beispiel der Backsteingotik und ist heute Baudenkmal. Es ist Mitglied des Deutsch-Polnischen Klosternetzwerks und beliebter Veranstaltungsort mit überregionaler Anziehungskraft.

Etymologie


Reste des faulen Bruchs sind heute noch erkennbar

Der Name Chorin ist wahrscheinlich slawischen Ursprungs.[1] So wird der Name in der Stiftungsurkunde des Klosters Mariensee mehrfach und unterschiedlich genannt:
  • villa Chorin – Dorf Chorin
  • campus Chorin – Choriner Acker
  • stagnis Corin majus et minus – großer und kleiner Chorinsee
  • paludus Chorin – Choriner Sumpf
Chorin enthält das slawische Adjektiv „chory“, was „krank“ bedeutet und in Verbindung mit dem Choriner See nicht als „kranker See“ sondern „fischarmes Gewässer“ gedeutet wird. Heute heißt der See Amtssee und der ehemalige Choriner Sumpf „fauler Bruch“. Dieser entstand, als die Mönche mit Errichtung des Klosters das Wasser des Choriner Sees um ca. 1,75 m absenkten. Auf der Anhöhe östlich des Sumpfes wird die ehemalige slawische Siedlung vermutet, die Chorin ihrem Namen gegeben hat. Von der slawischen Siedlung sind einige Keramikreste bei Grabungen entdeckt worden, von einer wahrscheinlich vorhandenen Begräbnisstätte fehlen bisher Nachweise. Das askanische Dorf Chorin wurde jedoch nördlich des Sees angelegt, über die Gründe der Verlegung des Dorfes ist nichts überliefert.[1]

Im Mittelalter wandelte die Schreibweise des Namens mehrmals, so wurde auch „Koryn“, „Corin“ und „Coryn“ überliefert.[1]

Vorgeschichte

Die slawischen Ursprünge


Blick über Oderberg; im Hintergrund die ehemals slawische Siedlung Barsdin

Um etwa 1200 siedelten Slawen vom Stamm der Ukrani beim heutigen Chorin. Nach ihnen ist seit dem Mittelalter die sich nördlich anschließende Landschaft Uckermark benannt. Noch vor Mariensee wurde 1231 das Kloster Gottesstadt „Civitas Dei“ im slawischen Ort Barsdin (heute Oderberg) gegründet. Dieses Kloster war eine Stiftung des Prämonstratenserordens mit dem Mutterkloster Brandenburg an der Havel. Barsdin war der östliche, slawische Teil der späteren Stadt Oderberg. Die Besiedlung der Stadt begann zwischen 1208 und 1215 durch Slawen, die eine erste Fürstenburg auf dem Albrechtsberg errichteten. Mit der Errichtung des Klosters sollten die brandenburgischen Ansprüche an dieser Gegend gefestigt werden. Die Stiftungsurkunde zeigt deutlich, dass das Kloster der Aufnahme von Pilgern, Kranken und Flüchtigen dienen sollte. Deshalb war dem Kloster ein Hospital zugestellt, welches wenige Jahre vorher gegründet wurde. Der Ort war nach heutigem Erkenntnisstand noch lange geteilt. Westlich des Flüsschens Behnitz befand sich das Kloster, östlich das Dorf Barsdin, welches die Markgrafen Johann I. und Otto III. 1231 dem Kloster schenkten.[2] „Das Hospital dagegen bestand noch bis 1372 in Barsdyn“[3], somit existierte ein slawisches Dorf mindestens 150 Jahre unter askanischem Besitz des Klosters Chorin weiter. Noch 1786 belegte der Historiker Friderich Ludewig Joseph Fischbach in seinen Statistisch-topographischen Städte-Beschreibungen der Mark Brandenburg die Existenz von Überresten des Hospitals, heute gibt es keine archäologischen Funde mehr.

Das Kloster Civitas Dei existierte bis zum 2. September 1258, es wurde wegen schlechter Führung aufgegeben. Über den genauen Standort sind keine Überlieferungen bekannt. Das ehemalige Kloster mit seinem Hospital ging in den Besitz von Mariensee über.

Die Gegend um altes und neues Dorf Chorin bot keine guten Bedingungen für den Ackerbau, da am Rand der Endmoräne überwiegend Sandboden anzutreffen ist und die Landschaft stark hügelig ist.

Für die Slawen spielte der Fischfang eine große Rolle, deshalb siedelten sie direkt am Ufer des Sees. Keramikfunde deuten darauf hin, dass die slawische Siedlung noch bestand, als das askanische Dorf bereits gegründet war. Die Slawen wurden erst später umgesiedelt und ihre alte Siedlung geschlossen.

Standort Pehlitzwerder („Kloster Mariensee“)


Vom Klosterbau Mariensee sind nur noch wenige Mauerreste erhalten

Reste der Grundmauer der geplanten Klosterkirche

Das im Spätmittelalter einflussreiche Kloster wurde 1258 auf einer ehemaligen Insel, der heutigen Halbinsel Pehlitzwerder, im Parsteiner See gegründet. Es trug anfangs in Anlehnung an seine Schutzheilige den Namen Mariensee und war eine Filiation des 1180 von Otto I. in der Zauche begründeten Klosters Lehnin.
Stifter des Klosters waren die Enkel Ottos I., die gemeinsam regierenden Markgrafen Johann I. und Otto III.. Hintergrund der Stiftung waren die Erbregelungen, die zur Aufteilung der Mark Brandenburg in die Johanneische und Ottonische Linie führten. Da die traditionelle askanische Grablege Kloster Lehnin bei der ottonischen Linie verblieb, war die Gründung eines neuen Klosters notwendig.[4]

Über die Wahl der ungünstigen Insellage zur Errichtung des Klosters gibt es heute nur Vermutungen, diese Entscheidung widersprach den damals üblichen Gepflogenheiten einer Klostergründung. Das Vorhandensein einer slawischen Burg auf dem Pehlitzwerder und der Ersatz dieser durch ein askanisches Kloster wird als „politische Entscheidung“ vermutet, darüber gibt es aber keine gesicherten Überlieferungen.

Da sich die Insellage für die wirtschaftlichen und landwirtschaftlichen Ambitionen der Zisterzienser zunehmend als hinderlich herausstellte und da sie zudem ein Ansteigen des Wasserspiegels befürchteten, verlegten die Mönche das Kloster laut Urkunde von 1273 noch vor seiner Fertigstellung um rund acht Kilometer nach Südwesten an den ehemaligen Choriner See, den heutigen Amtssee. Der Beschluss zur Verlegung erfolgte noch unter Mitwirkung Johanns I. in dessen Todesjahr 1266. Die Kirche Mariensee war soweit hergestellt, dass der Stifter hier bestattet werden konnte. Nach 1273 wurde Johann I. nach Chorin umgebettet. Neben weiteren Nachkommen Johanns wurden in Chorin seine Nachfolger Otto IV. (mit dem Pfeil) und der letzte bedeutende Askanier in der Mark

Brandenburg, Waldemar (der Große), begraben.[5] Die Mauern des Erdgeschosses des Klosters Mariensee waren bis in die 60er Jahre des 20. Jahrhunderts erhalten geblieben. Sie wurden dann von den Einwohnern von Brodowin zur Materialgewinnung abgetragen. Die heute sichtbaren Mauerreste sind später auf dem erhalten gebliebenen Kern der Fundamente aufgemauert worden.

Wie bei allen askanischen Klostergründungen spielten neben den seelsorgerischen Aspekten auch bei Chorin wirtschaftspolitische und machtpolitische Erwägungen eine wichtige Rolle. Denn westlich des Klosters befand sich auf der Insel im Parsteiner See ein slawischer Ringwall, den Johann I. und sein Bruder sehr wahrscheinlich als Turmburg gegen die pommerschen Konkurrenten nutzten. Das Kloster sollte Mittelpunkts- und Herrschaftsfunktionen übernehmen. „Sowohl die Gründung an sich als auch deren Lage in einem alten Regional-Zentrum ‚quer‘ zu den Verkehrsrouten […] in besiedeltem Landstrich sind landesherrlich-machtpolitisches Kalkül.[6]

Standort Chorin


Mühlenruine am Kloster

Auf dem Gebiet der heutigen Klosterruine befand sich vorher ein slawisches Dorf mit Befestigungsanlagen. Neueste Grabungen haben ergeben, dass das Dorf niedergebrannt ist.

Wahrscheinlich handelte es sich um das Dorf Ragösen, an das heute noch der Bach Ragöse und einige lokale Bezeichnungen erinnern. Ob die Klostermühle das dicht am Kloster befindliche große Mühlenbauwerk ist, welches schon vor den Zisterziensern errichtet wurde oder eine Mühle wenige Kilometer südwestlich, ist noch nicht ausreichend erforscht. Die bestehende Mühle, der nahe Amtssee, welcher damals noch Choriner See hieß sowie die Nähe zu den damals bedeutenden Städten Niederfinow, Angermünde und Eberswalde werden heute als Gründe für die Standortwahl genannt.

Zisterzienserklöster wurden damals bevorzugt im ländlichen Raum auf ehemaligen slawischen Siedlungen angelegt. In den nahen Städten wurden Handelsniederlassungen gegründet, die in Angermünde ist gesichert überliefert.

Heute liegt die Ruine in der wald- und seenreichen Landschaft der Schorfheide inmitten des UNESCO-Biosphärenreservats Schorfheide-Chorin. Im Mittelalter gehörte das Waldgebiet mit den zahlreichen Oberflächengewässern zunächst zu pommerschem Gebiet und wurde von Slawen bewohnt. Im Zuge der hochmittelalterlichen Ostsiedlung gelang es nach 1230 unter die Herrschaft der Askanier. Spuren der mittelalterlichen Besiedlung lassen sich noch in den Ortstrukturen ablesen.

Burgruinen, wie Grimnitz in Joachimsthal, bezeugen die Herrschaft des Askanischen Hauses, die Klosterruine Chorin die Tätigkeit der Zisterzienser.

Geschichte

Gründungsgeschichte


Gesamtansicht von Süden aus

Am 8. Februar 1258 erlaubten die Bischöfe Otto und Johann von Brandenburg die Gründung des Klosters Mariensee, am 2. September des gleichen Jahres beurkunden Johann I. und Otto III. die Stiftung des Klosters. Am 8. September 1273 erfolgte die offizielle Verlegung nach Chorin, die Bauarbeiten in Chorin begannen wahrscheinlich bereits 1266. Der Pehlitzwerder mit den Fundamentresten der begonnenen 25,50 m breiten Kirche wird 1935 zum Natur- und Bodendenkmal erklärt.

Da der Ragöseabfluss des Choriner Sees nicht genügend Wasser zum Betrieb der Klostermühlen und zur Versorgung des Klosters zuführte, legten die Mönche noch im 13. Jahrhundert den Nettelgraben vom Choriner See zum höher gelegenen und heute isolierten Weißen See, der zur Bauzeit im 13. Jahrhundert eine Bucht des Parsteiner Sees bildete, an. Der noch heute bestehende Wassergraben zählt zu den frühesten Kunstgräben im heutigen Deutschland.
Im Generalkapitel des Kloster Cîteaux, dem Ursprungskloster des Zisterzienserordens, wurde die Eigenwirtschaft der Zisterzienser festgelegt:
„Die Mönche unseres Ordens müssen von ihrer Hände Arbeit, Ackerbau und Viehzucht leben. Daher müssen sie zum eigenen Gebrauch besitzen Gewässer, Wälder, Weinberge, Wiesen, Äcker (abseits von Siedlungen der Weltleute) sowie Tiere … Zur Bewirtschaftung können sie nahe oder ferne beim Kloster Höfe haben…“[7]
Durch Schenkung überließen die askanischen Markgrafen dem Kloster Inseln im Parsteinsee, die Dörfer Pehlitz, Plawe, Brodowin, Chorin und Hufen der Orte Parstein, Liepe, Serwest, Buchholz, Finow (heute Niederfinow), Golzow und Britz mit allen dazugehörigen Seen, Fließen, Äckern, Bergen, Wiesen und Weiden.

Einflussbereich des Klosters Chorin


Rekonstruktion des Stolper Turms (Fotomontage)
Das Kloster Chorin hatte einen für damalige Verhältnisse großen Einflussbereich. Üblicherweise errichteten die Askanierfürsten ca. alle fünf Kilometer ein Dorf, alle 20 bis 25 Kilometer wurde eine Stadt gegründet. Die Kloster wiederum wurden fernab der Städte und meist auf ehemaligen slawischen Befestigungsanlagen errichtet.[8]

Chorin lag zwischen den damals bedeutenden Städten Eberswalde (Stadtrecht 1254, vorher zwei Dörfer), Niederfinow (als Burg Finow um 1220 gegründet), Joachimsthal und Oderberg sowie der Burg Angermünde. Diese relativ große Ausdehnung ist unter anderem dem Umzug des Klosters von Mariensee nach Chorin geschuldet, außerdem war Chorin am Rand des Einflussbereichs der Askanier und hatte so keine Konkurrenz aus den eigenen Reihen im Norden und Osten. Äußerster Vorposten der Askanier war dabei der Stolper Turm, ein Burgfried nordöstlich der Stadt Angermünde.

Der Kernbesitz des Klosters Chorin reichte im Westen bis Joachimsthal und um den Werbellinsee herum, im Süden bis Niederfinow mit seinem damals noch vorhandenen fischreichen Finow-Delta, im Osten bis über die Oder bei Stolzenhagen und im Norden bis Angermünde. Der Handelseinfluss reichte bis zu den Städten Eberswalde, Hohenfinow, Oderberg, Lunow und Stolpe.

Die Architektur


Westgiebel

Innenansicht Klosterkirche

am Hauptschiff der Klosterkirche sind unterschiedliche Baufortschritte erkennbar, rechts östlich dunkler gotische Spitzbögen, links Rundbögen

schematische Darstellung des Baufortschritts; rot: erster Bauabschnitt; blau: zweiter Bauabschnitt

Zu den Bauverordnungen der Zisterzienser wurden Festlegungen getroffen, die auch Auswirkungen auf den Bau von Chorin hatten. Um 1130 wurden Skulpturen, Malereien und Bilder verboten, gestattet waren nur bemalte Altarkreuze aus Holz. Helle Glasfenster ohne Kreuze und Malereien waren gestattet. 1157 wurden Glockentürme verboten, Glocken durften höchstens 500 Pfund wiegen. Das Verbot von Türmen führte dazu, dass in Wänden Wendeltreppen eingebaut wurden, um die Dächer erreichen zu können.

Georg Dehio bezeichnete die Choriner Klosterkirche 1906 als das „bedeutendste und edelste Werk der Frühgotik im Gebiet des norddeutschen Ziegelbaus“. Tatsächlich ist das sechs Kilometer nördlich von Eberswalde im Biosphärenreservat Schorfheide-Chorin gelegene Zisterzienserkloster mit dem berühmten Westgiebel einer der wenigen märkischen Bauten des Mittelalters, der nicht nur zu den prominentesten Schöpfungen des Backsteingebiets, sondern zu einer der Ikonen der deutschen Gotik schlechthin wurde.

Dessen ungeachtet ist der Baustil des Choriner Klosters kaum als frühgotisch zu bezeichnen. Vielmehr handelt es sich um ein einheitlich hochgotisches Gebäudeensemble, in dem die Architektur der zisterziensischen Romanik allerdings noch nachwirkte. Die Klosterkirche ist wie in Lehnin eine lang gestreckte dreischiffige Basilika mit Querschiff. Anders als die Baumeister der mecklenburgischen Zisterzienserkirchen (Doberan, Dargun) orientierten sich die Choriner nicht am Modell der Lübecker Marienkirche, sondern schöpften stattdessen aus der lokalen Bautradition und übersetzten die Bauform der Lehniner Basilika in die Gotik.

Dabei behielten sie nicht nur die Kreuzform des Grundrisses bei, sie adaptierten strukturell sogar das gebundene System. Die Mittelschiffjoche haben exakt die doppelte Breite der quadratischen Seitenschiffjoche und zwei Mittelschiffjoche bzw. vier Seitenschiffjoche haben entsprechend zusammen die Abmessungen des Vierungsquadrats. Die Formensprache ist hingegen die der hohen Gotik und der Ostabschluss ist der von den gotischen Bettelordenskirchen übernommene Saalchor - allerdings in der aufwendigeren Form als 7/12-Polygon. Überhaupt orientierten sich die Erbauer der Kirche an der Architektur der Franziskaner und Dominikaner, wenngleich wiederum das Baudekor eher durch die größere zisterziensische Schmuckfreudigkeit gekennzeichnet ist.

Zugleich hatte der Bau natürlich auch den Herrschaftsanspruch seiner Auftraggeber widerzuspiegeln.
Sowohl das Chorpolygon, als vor allem die Westfassade, wurden entsprechend repräsentativ gestaltet und ausgeschmückt. Letztere ist zwar entsprechend der Zisterzienserregel turmlos, mit ihrer aufwendigen Gliederung mit Treppentürmen, Fialen, krabbenbesetzten Giebeln, Schmuckblenden, Strebepfeilern und den drei - von Lehnin übernommenem - Spitzbogenfenstern, ist sie gleichwohl eine der am reichsten gestalteten und die ausgewogen proportionierteste aller backsteingotischen Kirchenfassaden. Die Seitenfronten zeigen ebenso wie der Innenraum den Wandaufriss der Bettelordensgotik (Berlin, Erfurt). Die statische Konstruktion ist unter den Seitenschiffpultdächern verborgen - und tritt nach deren Verlust zum Kreuzgang hin offen zutage. Die Wände sind nur durch schmale Dienste gegliedert. Die glatten Wandflächen kontrastieren deutlich mit dem komplizierten Fenstermaßwerk, den plastischen vegetabilen Pfeilerkapitellen, den Konsolen und den Pfeilern.


Ansicht des Kellergewölbes
Die ursprüngliche Raumwirkung ist nach dem Verlust des Kreuzrippengewölbes, der Empore, der Chorschranken, des Gestühls etc. schwer zu ermessen. Bei den Pfeilerquerschnitten ist in Chorin ein Stützenwechsel durchgeführt worden - ein romanisches Gestaltungselement, das man in der märkischen Romanik vergebens sucht. Schlanke Bündelpfeiler wechseln sich mit Quadratpfeilern ab.

Am Westende des Langhauses befand sich eine Empore, die dem Herrschergeschlecht vorbehalten war. Während die Westfassade als Solitär in der märkischen Kulturlandschaft steht, hat der polygonale Saalchor - als dessen Vorbild häufig die Zisterzienserkirche in Schulpforta genannt wurde - die Entwicklung des märkischen Kirchenbaus nachhaltig beeinflusst.


eingeritzte Spielbretter

Backstein mit ketzerischer Inschrift

Die Erbauer des Klosters haben an zahlreichen Stellen versteckte Mitteilungen hinterlassen. So findet man im östlichen Kreuzgang Ziegel mit eingeritzten Spielbrettern. Über einem Chorfenster war ursprünglich ein Backstein eingearbeitet, deren Inschrift heute als ketzerisch interpretiert wird:
  • „Abel fieri no(n) valet / si malicia cayn no(n) excercet“
  • „Abel kann nicht werden, wenn Kain nicht durch Böses / durch Bosheit prüft“
Teilweise vorhandene Wandmalereien sind nicht originalgetreue Nachzeichnungen, bei denen offenbar viel Phantasie im Spiel war. Nach heutiger Erkenntnis sind lediglich wenige Putzreste im nördlichen Hauptschiff der Klosterkirche als original anzusehen.

Da es den Zisterziensern verboten war, auffälliges Schmuckwerk zu errichten, wurde viel Mühe in aufwändige Friese und Konsolen investiert. Sämtliche Kreuzgangkonsolen tragen unterschiedliche Motive, deren Deutung neben geistlichen Motiven auch vegetabile und stereometrische sowie Fabeltier-Motive aufweisen.

Aufhebung in der Reformationszeit


Innenhof

Hubbrücke Niederfinow

Obgleich die Äbte ihren Einfluss und Landbesitz bis zum späten 15. Jahrhundert stetig mehren konnten, erfolgte bereits 1542 - nur drei Jahre nach der Einführung der Reformation in Brandenburg - die Säkularisation des Klosters. Die Auflösung des Klosters hatte allerdings keine religiösen Gründe, sondern war der Geldgier der Hohenzollern geschuldet. Kurfürst Joachim II. folgte dabei dem Beispiel anderer Landesfürsten, die sich mit Klostergut sanierten[9] Noch um 1500 gab es Streitigkeiten um die Choriner Abtswahl, da es sich um einen einträglichen Posten handelte. Zucht und Ordnung war hingegen im Kloster schon länger nicht mehr so gegeben, wie es ursprünglich vorgesehen war. 1528 musste der Vaterabt von Lehnin einen Mönch nach Chorin entsenden, um sicherzustellen, dass überhaupt noch den liturgischen Verpflichtungen nachgegangen wird. Mangelhafte Spiritualität gingen einher mit wirtschaftlichen Nöten, das Kloster verkaufte 1536 das Dorf Stolzenhagen. Noch 1536 hatte Joachim II. bei einem Besuch im Kloster Chorin untersagt, erste Reformationsversuche fortzusetzen.


Wandmalerei im Fürstensaal

Noch kurz vor der Aufhebung des Klosters 1542 erneuerte Chorin der Stadt Niederfinow Privilegien.

Der Wasserzoll war seit 1375 verbrieft und führte noch in späteren Jahrhunderten zu Streitigkeiten.

Durch den Bau des Finowkanals sollten die einst von den Mönchen gewährten Rechte aberkannt werden. Nach allen Instanzen wurden dem Herren von Hohenfinow, Baron von Vernezobre am 29.

November 1775 die Zollrechte wieder anerkannt. Noch 1878 musste sich der Minister für Handel, Gewerbe und öffentliche Arbeiten mit dem Streit um den Brückenzoll beschäftigen und bestätigte, dass der Staat für das Betätigen der Brücke täglich drei Mark an den Gutsherren von Hohenfinow zu zahlen hatte. Das Heben und Senken der Brücke wurde allerdings schon seit 1792 durch die Schiffer selbst durchgeführt. Erst die Übernahme der Brücke durch den Staat um 1900 beendete den jahrhundertelangen Zollstreit.

Durch die späteren Zweckentfremdungen, den Dreißigjährigen Krieg und nachfolgende Abbrucharbeiten gingen große Teile der Kirche und der Klausurgebäude auf ihrer Südseite verloren.
Dennoch hat sich vom Kreuzgang und den um ihn gruppierten Gebäuden soviel erhalten, dass man auch heute noch einen guten Eindruck von der einstmaligen Wirkung des entsprechend dem „zisterziensischen Idealplans“ errichteten Ensembles erhalten kann. Bemerkenswert sind vor allem das Pfortenhaus, die Klosterküche sowie der „Fürstensaal“ am Nordwestende der Klausur. Vom Kreuzgang haben sich der westliche und große Teile des östlichen Flügel erhalten. Sämtliche Bauten sind stilistisch "aus einem Guss" und zeigen die gleiche hochgotische Formensprache, einheitliche Kreuzrippenwölbungen, reiches Fenstermaßwerk, krabbenbesetzte Ziergiebel, Schmuckfriese, Blendengliederung etc. wie die Kirche. Der Südflügel und große Teile des Ostflügels mit dem Kapitelsaal sind verloren.

Verfall bis zur Romantik


romantische Darstellung der Klosterruine; um 1850

Plan von Lenné zur Umgestaltung des Klosterumfeldes

Nach der Säkularisierung war das ehemalige Kloster von etwa 1550 bis ins beginnende 19. Jahrhundert dem Verfall preisgegeben. Die Mönche lebten noch einige Jahre weiter im Kloster, es wurde aber bald Amtssitz und Domäne. Die Kurfürsten besuchten die Grablege ihrer Vorfahren immer seltener. Zu unbekannter Zeit wurde die Anlage dann verpachtet und als Viehstall genutzt.

Der verfallene Backsteinbau am Ufer des Sees erschien David Gilly 1797 noch lediglich als malerischer Ort und deshalb bedeutsam und erhaltenswert. Knapp 20 Jahre später erkannte Karl Friedrich Schinkel ergänzend, dass die Ruine ein herausragendes Baudenkmal und kostbares Zeugnis mittelalterlicher Geschichte ist. Der preußische Kronprinz Friedrich Wilhelm klagte 1821 nach einem Besuch der königlichen Familie in Chorin, dass die Kirche den Schweinen preisgegeben sei. Erst die bauerhaltenden Maßnahmen im frühen 19. Jahrhundert sicherten den Erhalt Chorins als kulturhistorische Anlage[10] und ist ab 1884, historisch, belegt.[11]

Die Erhaltung von mittelalterlichen Bauwerken in dieser Zeit diente jedoch weniger kulturhistorischen Zwecken als vielmehr dem Zeitgeist, welcher in Ruinen im Zusammenspiel mit Kunst und Gartenbau eine Kunstrichtung sah.

Nachdem die Gebäude im frühen 19. Jahrhundert einen traurigen Anblick boten, und in Preußen – wie überall in Deutschland - im Zeitalter der Romantik eine Hinwendung zur eigenen Geschichte und deren baulichen Zeugnissen erfolgte, wurde ab 1817 unter der Leitung von Karl Friedrich Schinkel mit der Sicherung und teilweisen Rekonstruktion der Ruine begonnen. Das gärtnerische Umfeld gestaltete Peter Joseph Lenné. Die heutigen Besucher, die sich zumeist von Süden kommend dem Kloster annähern, können wohl schwerlich nachvollziehen, warum Fontane in seinem Kapitel in den „Wanderungen“ der Choriner Klosterruine das „Malerische“ absprach. 1997 übernahm das Amt Britz-Chorin von der Forstverwaltung die Trägerschaft des Klosters Chorin.

Auf dem Klosterfriedhof fanden der Architekt Max Taut und bedeutende Forstleute wie Wilhelm Bando, Max Kienitz, Alfred Dengler, Adolf Olberg, Alexis Scamoni, Egon Wagenknecht und Albert Richter ihre letzte Ruhe.

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